Hola,
Hoy te hablo de mi Ángel Cárdigan, la chaqueta de bebé que me ha acompañado en los momentos más duros de mi vida, cuando más he necesitado estar en el presente, centrada en realizar una tarea que me permitiera tener mi mente vacía, sin el "run, run" que me llevara en bucle a los mismos pensamientos de pena y abandono.
Si me sigues en redes o estas suscrita a mi newsletter puede que ya sepas que mi padre falleció el día 1 de marzo, el día de su santo y el de mi hermana y mi hija.
A él le gustaba celebrar más su santo que su cumpleaños, supongo que porque siempre tuvo ese complejo de ser padre mayor (hoy en día la tendencia es a ser padres cada vez más tarde y no tenemos este problema) o, simplemente, que antiguamente se celebraban más los santos.
Lo cierto es que, tras una semana en el hospital, rodeado de su mujer y sus hijas que lo cuidamos y acompañamos lo mejor que supimos, ese día nos dejó. Cerró el ciclo de su vida en el día que más celebraba y nos dejó una pena que sigue acompañándonos y que estoy segura que tardaremos mucho en superar.
Antes de este último ingreso (porque hubo otros antes, igual de angustiosos pero que afortunadamente pudo superar) yo estaba tejiendo esta chaqueta de bebé. Me llevaba mi labor de punto a las visitas a casa de mis padres y me sentaba en el sofá, al lado de mi padre, mientras él veía la tele, leía el teletexto o charlaba conmigo de las cosas que yo le contaba.
No teníamos una relación demasiado sentimental. De hecho durante mucho tiempo he echado de menos que fuera más cariñoso, que me dijera que se sentía orgulloso de mí o, simplemente, que nos diéramos más besos. Pero ahora que no está pienso que nuestra relación no era mala, que era la que nosotros habíamos creado adecuándonos el uno al otro y que era buena, porque era nuestra relación.
Así que yo llegaba y me asomaba al salón, donde él estaba en su sillón y le preguntaba cómo estaba. Si tenía un buen día me sentaba a su lado mientras hacía punto y le contaba mis cosas: cosas del trabajo, mejoras que quería hacer en casa, cómo le iba el trabajo a Manolo, cotilleos,... A veces hablábamos de las noticias, y hasta discutíamos de política porque en este punto no estábamos de acuerdo, pero otras veces simplemente estábamos juntos sin hablar.
Me gustaba pasar esos "miniratos" con él, porque no era mucho tiempo, media horita o así. Algunas veces porque tenía que llevar a Ángela a clases de inglés, otras porque salía con mi madre a hacer alguna compra, otras porque me iba con mi madre o mi hermana a otra habitación y lo dejaba allí con su tele y con la mente en sus cosas (casi siempre su preocupación por su enfermedad que siempre la tenía rondando en la cabeza y le generaba tanto miedo y le perturbaba tanto).
Cuando ingresó en el hospital, iba a acompañarle todos los días y casi el día completo, desde la mañana hasta la noche que volvía a casa y regresaba a la mañana siguiente. Me llevaba esta chaqueta que tenía a medias y tejía a ratos, según me encontrara de ánimos, según las noticias que nos daban los médicos o según las sensaciones que me trasmitía al verle.
Llegó un día que ya no sacaba la bolsa con la labor y fue cuando empezamos a asumir que iba a pasar lo que finalmente sucedió.
Ya en casa he tardado en volver a tejer. Pero un día, recuerdo que pensé: " tengo que terminar esa chaqueta que tejía cuando me sentaba a su lado en el sofá, cuando pasábamos esos ratos juntos a nuestra manera...".
Así que he terminado mi Ángel Cárdigan, por mí, porque he recuperado las ganas de tejer , y por él, porque él me acompañaba mientras la tejía antes del 1 de marzo y también después de ese día.
¡Cómo te entiendo, Rosa!
ResponderEliminarMi padre falleció hace 7 años y todavía se me saltan las lágrimas al recordar algunos momentos de su último día.
Creo que no pasa uno sin que piense en él en algún momento.
No te preocupes, no olvidarás ni su rostro ni la suavidad de su piel, yo lo recuerdo todo como si fuera ayer.
Cuando pienso en él también lo recuerdo sentado en su butaca leyendo o viendo la tele.
En fin, la vida, lo único bueno que tenemos las dos es que tenemos unos ángeles de la guarda de categoría.
Un abrazo
Muchas gracias Lourdes, me ayudan mucho tus palabras. Es lo que más necesito, contar lo que siento y que alguien que haya pasado ya por esto me cuente su experiencia también. Un beso fuerte
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